Si no te gustan mucho las rodajas, podés cortar la berenjena y el zucchini en bastones, para que los niños puedan comerlos con las manos, te juro que alucinan con eso.
Para mí, los rebozados quedan infinitamente mejor fritos.
Una forma de corroborar la temperatura del aceite, si no tenés termómetro, es tirar en la sartén un poquito del rebozado. Si sube inmediatamente pero demora en quemarse, es la temperatura ideal. Si se sumerge y demora unos segundos en subir, aún le falta temperatura. Nunca debemos tapar los rebozados, ya que de lo contrario se ablandarán.
Si no querés freírlos, precalentá el horno a 200 grados, y calentá allí una asadera. Cuando está caliente, colocá una capa de rocío vegetal, y allí los vegetales rebozados. Rocía la parte superior con rocío vegetal, y cocina dando vuelta para dorar de los dos lados.
Es una deliciosa forma de que tus hijos coman vegetales, y que los acepten más fácilmente.
Pensá que es mil veces mejor que una cajita de nuggets o hamburguesas.